El escenario actual es un
mundo globalizado, en el cual las grandes urbes han adquirido gran protagonismo
e influencia en comparación con aquellas otras ciudades que presentan un menor
desarrollo, haciendo que éstas últimas pierdan interés y que sus
características más significativas, como pueden ser sus tradiciones, sus
costumbres, su enclave o su propia identidad, queden diluidas, convirtiéndose
así en ciudades estandarizadas, similares entre ellas, lo cual no favorece la
elección preferente de estos destinos entre los consumidores.